Previo al Plebiscito del pasado 25 de Octubre, mucho se hablaba de "hoja en blanco", pero ¿y si mejor hablamos de "hoja en verde"?. Y es que a ya casi dos semanas, se pueden hacer algunos análisis respecto a la votación y, uno de los más comentados, fue la alta votación por la opción Apruebo en ciertos sectores del país; comunas de las regiones del norte como Mejillones, Tocopilla, Huasco y Freirina incluso superaron el 90% en esta opción y similar ocurrió en comunas más al sur, donde el Apruebo se impuso por sobre el 80%, es el caso de Petorca, Llay-Llay, Cabildo, Quintero y Puchuncaví entre otras, pero ¿qué tienen en común estos lugares? Una de las cosas que los caracteriza es que todas son zonas de sacrificio y problemas ambientales, sea por sobrexplotación de los sectores, falta del recurso de agua, contaminación ambiental u otra, todas presentan alguna problemática ambiental.
Con esto, podríamos decir que una de las principales urgencias en la ciudadanía es precisamente solución a los problemas ambientales que se presentan y que se pueden exponer en una nueva Constitución de diferentes formas, pero principalmente tres:
• Una nueva constitución debe no sólo tener derechos medioambientales, sino que debe tener una visión de respeto al medio ambiente que sea transversal a todo el texto.
• Revisar la propiedad de los derechos comunes, como el agua, sería otro de los temas urgente.
• Y el hecho de incorporar la idea de un medio ambiente sano y no sólo libre de contaminación.
Y es que si bien, en nuestra actual Carta Magna sí se encuentra el “Derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación” -siendo de las primeras Constituciones en el mundo en incorporar este derecho- hoy esto es insuficiente. Prueba de ello ha sido lo ocurrido en Quintero, donde “los habitantes llevan décadas citando su derecho constitucional a vivir en un ambiente libre de contaminación. En ese lugar, considerado una de las cinco zonas de sacrificio que tiene el país —territorios devastados ambientalmente por la alta concentración industrial—, cientos de personas han sufrido intoxicaciones por respirar gases tóxicos, los niños tienen problemas de aprendizaje” y es que a pesar que la Corte Suprema fallara en favor de sus habitantes, poco se ha podido cumplir de lo ordenado en dicho fallo.
Entonces, la pregunta es ¿podemos tener una “Constitución verde”?
La respuesta para muchos es clara, sí. Ello ya que podrían aparecer como principios, derechos o deberes en una nueva Constitución términos como: desarrollo sustentable, justicia ambiental, participación ciudadana, acceso a información y justicia intergeneracional, entre otros. Esto asociado a las nuevas necesidades, como contemplar estos temas ya no desde una perspectiva individual, sino que de la comunidad toda.
Recordar que actualmente nuestro país preside la COP y es parte del Acuerdo de París para reducir las emisiones, y el actual gobierno promueve la carbononeutralidad al 2050, por lo tanto -agregan los expertos-, es realista pensar que en una nueva hoja de ruta se alineen esos objetivos.
Por lo tanto, es nuestro deber velar y forjar una nueva Constitución que no sólo proteja el medio ambiente, sino que también vele porque dicha protección se haga de forma efectiva, por y para todos.